Tuesday, June 17, 2014

Primera experiencia con el Yoga.

Yoga… ¿Cómo podría definir el Yoga? Todo el mundo sabe o cree que es el Yoga pero pocos lo sabrán definir como es correcto… Hay de muchos tipos y de muchas maneras uno lo puede realizar. Cuando pienso en Yoga pienso en un gimnasio o en una sala donde la gente se estira en sus colchonetas y entre ejercicio y ejercicio se relajan y aprenden a realizar diferentes movimientos con su cuerpo que no habrían hecho jugando a tenis, fútbol o aerobic.

Pero mi imagen del Yoga ha cambiado. El jueves pasado, gracias a una nueva persona que conocí por mis clases particulares, me invito a su clase de Yoga. Una experiencia, que mirando hacia tras, pienso que solo la podré vivir aquí.  Una mujer amablemente abrió las puertas de su casa a 8 extraños para realizar esa clase. La casa ya incitaba a la relajación, grande, espaciosa, con una fuente dentro del salón y un jardín que solo se veía vegetación y más vegetación. Siete personas a las que no conocía me miraban con cara de tranquilidad y paz mientras la profesora me recibía con una sonrisa. Fue un Yoga más bien espiritual, no sudamos, simplemente escuchamos la música y nos centramos en el “uno mismo”. Nunca he sido dada a escuchar… supongo que es un gran defecto que tengo… nunca fui dada a escuchar en la escuela cuando nos encerraban en el oratorio y el sacerdote con voz profunda nos hablaba de Dios... Así que un poco me paso lo mismo aquí… ¿Qué me focalice en el tercer ojo? ¿ y eso como se hace? ¿Qué mi energía la saque de mi torso? ¿Qué tengo un arco de oro y no un arcoíris? ¡Pero si a mí me gustan los arcoíris! No entendí ni una gota de lo que me estaba diciendo la profesora pero por un momento me di cuenta que era la primera vez que hacía algo, desde que estoy aquí, que era para mí, porque quería y mi apetecía.

Tuve una hora y media para mí, para mis orejas, que pudieron escuchar el silencio, la música pacífica y el agua de la fuente y no el tráfico y las bocinas de Manila que sin querer va quedándose en tu cerebro y ya lo ves como normal. Para mi espalda, que tuvo que esforzarse para sentarse recta y no curvada durante un tiempo. Pero sobre todo para mi cabeza, que no es que no dejara de pensar en mis cosas observando la casa y pensando ¿en dónde me he metido? Sino que conseguí relajarme y los bostezos fueron salieron poco a poco hasta que ya no pude parar de bostezar!!

Después de la clase se me presentaron todos muy amigables y la verdad es que la atmósfera que se respiraba era de tranquilidad, serenidad y como si el tiempo hubiera parado en ese momento.

¿Lo volvería a repetir? No lo sé... ¿y porque no?, ¿no?, conclusión: me di cuenta que hace mucho tiempo que no estaba quieta en un sitio durante una hora y media sin hacer nada más que pensar en mí. Y eso lo volvería a repetir seguro.

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